Como ya he comentado, antes las 6 salimos para Chichelito, ya con algún grado menos de calor. Un viaje diferente a todos los demás. Primero tuvimos casi 300 kilómetros de desierto, con largas rectas interminables, ríos que cruzaban por las vaguadas la carretera y la parte final de unos 40 kilómetros de camino sinuoso, estrecho y con acantilados a los lados, recordemos que estamos cruzando los Andes. Zona donde no podías correr más de 20 km/h con subidas y bajadas de las montañas, y por increíble que parezca, había aún gente en las montañas esperando que pasaran los vehículos del Dakar. Yo pensaba ¿De dónde sale esta gente si no hay nada alrededor?. Le decía a Manolo que hiciera fotos de la cordillera pero dice que iba a ver cosas mucho más bonitas. Esperaremos.

Tardamos casi hora y media en recorrer los 40 kilómetros. Los vehículos que medían más de 10 metros de longitud tenían que coger una ruta alternativa, porque era imposible que girasen en esa zona montañosa. Cuando llegamos al aeropuerto de  Chichelito, zona del vivaque, hacía algo de menos calor.

Los coches llegaron a partir de las 20 horas el 333 y el 387 llegó más allá de las 22 horas. Entonces los mecánicos se pusieron a darles un repaso. A uno de ellos hubo que reprogramar la caja de cambios, hacer el reapriete de suspensiones y, por supuesto, limpiar lo que se puede. Al otro se le cambiaron los brazos de la dirección y al igual que el otro, un reapriete y limpieza. Éste último reventó una rueda y hubo que ir la Michelín a montar una de las que llevamos en el camión. Y sí digo a la Michelín porque tienen un camión que va con la caravana para hacer el cambio de ruedas sin coste para los competidores, ojo, siempre y cuando lleves tú las gomas. Pero aquí todo el mundo lleva ruedas sin llanta para cambiarlas cuando precise. Bueno terminamos de cerrar el camión a las 2,30 de la mañana y a las 7 salíamos para Fiambalá, os podéis imaginar lo que pudimos dormir.

En lo deportivo las cosas siguen marchando muy bien, porque aquí lo importante es seguir sumando etapas y llegar a Lima. Lo de ganar queda en un segundo plano para la mayoría de los equipos.